lunes, 16 de mayo de 2016

Maloma (1ª Parte) La declaración de la tribu y el ministro Margallo

La revista-blog "Futuro Saharaui" (versión árabe) ha difundido algunos vídeos de Maloma conviviendo con su familia saharaui en los Campamentos, que pretendían ofrecer una imagen de normalidad. Esta película, mera propaganda, ya la habíamos visto (caso Mahyuba). Pero hete aquí, que el día 29 de abril, se graba un video, este si novedoso, a la par que preocupante, bajo el título "Comunicado de la familia de Maloma a la opinión pública nacional e internacional" En él se ve a medio centenar de hombres (ninguna mujer) que acompañan, con cierta solemnidad, la lectura por parte de un notable de un comunicado en el que se dicen cosas de indudable transcendencia y hasta cierto punto insólitas.


Quisiera destacar las siguientes:

- Es la "familia" (en este caso la tribu) la que tiene que dar su veredicto, con la sharia en la mano, y no la RASD o el Polisario en un caso como este.
- Amenazan al Estado saharaui y le instan a legislar, con la sharia como fuente de derecho, para prohibir los matrimonios mixtos entre saharauis y no musulmanes (un pecado capital), y establecer unas reglas claras (nuevamente de acuerdo a la sharia) sobre todo lo relativo a la acogida de niños por las familias españolas y la obtención de documentos como la nacionalidad o permisos de residencia.
- En el comunicado se leen de forma reiterada fragmentos del Corán y hadices (dichos del Profeta Muhamad) referidos al comportamiento que debe observar la mujer musulmana y la moral subyacente.
Por primera vez asistimos, en formato video, a la presencia y expresión pura y dura de la organización tribal de la sociedad saharaui, que se arroga no solo todo el derecho a decidir sobre la vida de una de sus mujeres (un bien tribal) sino que lo hace en nombre de la sharia, situándose así en una esfera intocable, incluso para las máximas autoridades en la dirección del Frente.

La retención de Maloma, como la de Mahyuba, no son casos únicos, pero el hecho de que ambas tengan nacionalidad española ha obligado al gobierno de España a tener que interesarse por la situación, lo que unido al eco que ha tenido en los medios de comunicación, ha provocado una amplia controversia pública, resquebrajando una acrisolada solidaridad de décadas. En estos últimos meses produce vergüenza y tristeza ver como españoles y saharauis se cruzan públicas acusaciones e insultos en las redes sociales, en un momento de peligroso hervidero y de un clima poco favorable para las comunidades musulmanas o simplemente árabes en los países europeos. Para la mayor parte de la opinión pública española se trata de un secuestro y una violación de los derechos fundamentales de una mujer mayor de edad. Para los saharauis de los Campamentos y la diáspora lo ocurrido es la consecuencia del derecho de su familia biológica a tenerla con ellos, respaldado por unas tradiciones, y un reproche al intolerable abandono de una identidad. En última instancia, al formar pareja con un nasarani, ha cometido un pecado que mancilla el honor familiar y por extensión tribal. Dos posiciones irreconciliables.

El imaginario español sobre el pueblo saharaui se constituye por una mezcla de mala conciencia por el abandono, de piedad por la situación precaria de los refugiados, de paternalismo hacia el moro bueno, el nuestro (frente al moro pérfido, el marroquí) y de los efectos de la intoxicación propagandística del Polisario, redactada al alimón con un sector de la izquierda milenarista, que en la fantasía ideológica de sus relatos, ha construido un "pueblo elegido", indómito, levantado en armas contra el colonialismo, organizado en un régimen de ayuda mutua, desdeñando, en su espiritualidad, propiedades y bienes materiales y guiado por unos líderes, que avalados por su pasado de guerrilleros, han dedicado y dedican su vida a la justa causa del pueblo saharaui. Un cúmulo de prejuicios y fantasías, que arrojan el saldo de un desconocimiento casi total sobre la mentalidad de los saharauis, su moralidad, condicionantes sociales y el universo político que orienta sus comportamientos.

El gobierno de España dice estar haciendo todo lo posible por resolver este caso, pero no podemos por menos que preguntarnos si sus actuaciones serian las mismas si se tratase de una mujer española también de origen. La Justicia, como la estatua que la simboliza debe permanecer ciega, igualando a todos en la ley, y a sus ojos velados Maloma es tan española como el ministro Margallo. Y de no ser así, la sociedad española no dispondría de la legitimidad necesaria para exigir a los inmigrantes su plena integración en los valores que garantizan nuestra convivencia.

El gobierno y las instituciones europeas disponen de recursos sobrados para garantizar los derechos fundamentales de una de sus ciudadanas, sin tener por ello que lesionar lo mas mínimo a la afligida población saharauis en las penosas condiciones de vida de un refugio que se hace eterno.

Lehdía Mohamed Dafa
15 mayo 2016




2 comentarios:

  1. Por supuesto que Maloma tiene todo el derecho del mundo a decidir dónde quiere estar y a volver a España.
    Pero tampoco hay derecho a que una mujer deje a su hija venir a estudiar para que tenga un futuro mejor, no se la manden en 9 años aprovechándose de su ignorancia (porque poder se puede, sólo hay que ver lo que hacen otros chicos que están aquí estudiando pero vuelven en verano a ver a su familia de origen) y para finalizar, como agradecimiento a la confianza de la familia biológica van y adoptan a la chica.
    ¿Que ella lo pide? Claro, está desarraigada totalmente, pero habría que tener un mínimo de empatia hacia su madre.
    Visto lo que se comenta en la página de FB, queda claro que a ese matrimonio sin hijos y a alguno más les importa un pito la causa saharaui y que lo vieron una forma fácil de apropiarse de una criatura.
    Que Maloma esté retenida contra su voluntad es algo a lo que no hay derecho, pero tampoco lo hay a utilizar un programa de acogidas temporales para llevar a cabo una adopción encubierta.

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